Pensamiento de medio día

De pronto, pensé que los viernes son los días más tristes para mucha gente.

Quizá el índice de depresión sea mayor porque muchos recuerdan de sopetón lo olvidados que están por sus familias y amigos. Llegado el día del supuesto éxtasis social, muchos lo dedican al placer de andar en chanclas por la casa y a comer garnachas. No los invitan ni a la esquina.

Entonces pensé en los días lunes; definitivamente no puede existir algo peor.

De entrada porque se reanudan hostilidades laborales, los niños van a clase y el tránsito pasa a ser un concierto de infiernos. A la ciudad le cuesta trabajo agarrar ritmo. Los lunes son el eterno día fallido, días huéspedes de las perennes promesas de una voluntad que nunca encontrarán las personas para hacer dieta.

Por cierto, ¿se imaginan la cantidad de corazones rotos que se acumulan todos los lunes?

De todas las personas que sí salen de fiesta viernes y sábado, concentremos nuestro pensamiento en aquellas que tienen un desliz o aventura con algún otro travieso. Puedo suponer que muchas de ellas piensan cosas como "voy a iniciar una relación" o "encontré al bueno" pero la verdad es que ni a sus llamadas responden.

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Me gusta pensar en todas las cosas malas que suceden en la vida de quien me rodea y yo, ni en cuenta.

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Así que de ahora en adelante, no se preocupe por el día sino por el contenido de su vida. Hágase un favor damita: póngase su vestido rojo y ande insoportable, caminando de medio lao'.

Caballero, cuando vea a la mujer de vestido rojo con carita de ángel, déjese enloquecer por los naturales gestos de su persona. Pierda el sentido del tiempo y dedíquese al espacio de ella.

Combine unas cubas (o bebidas de cocktelería libres de grados de alcohol etílico) con el ritmo de la orquesta y haga de su baile de salón una danza de cortejo superlativa digna de un duque europeo.

Incline el cuerpo lo suficiente para exhibir su cadera como el epicentro de un sin número de placeres sexuales, regalos de dios al mundo. Entre cierre los ojos y, como si su vida dependiera de ello (porque depende), insinúe deseo incontenible por el par de carnosos labios que tiene frente a usted.

Marque una vuelta de 360° al compás de la música en turno y termine la maniobra con los cuerpos aglutinados. Aproveche la ocasión y propine tremendo beso a su pareja.

Repita de ser necesario y salgan de ahí con destino a una guerra de alcoba digna de ser documentada por NatGeo.

Ni se preocupe por si le van a responder o no el teléfono (mensaje) el día lunes, ya habrá otro viernes.

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