Sección de Revistas

Detesto los Sanborns, mas tengo cierta dependencia a su sección de revistas -donde cualquier espera se hace más llevadera-. Seguido doy vueltas en busca de publicaciones que sacien mi apetito por información mientras calmo mis ansias de asesinar a las personas que están a mi alrededor. Si hay algo que no soporto son las esperas.

Contrario a lo que piensen, les digo: soy paciente; casi un santo. Sin embargo, cuando tengo una cita y me llaman para confesarme que "lo siento pero voy tarde(ísimo) y creo que me retrasaré al menos media hora", cada que pasa: bramo, maldigo, escupo, pego, reclamo y abandono. Luego regreso a tomar el lugar de quien ve la vida pasar pasivamente.

La mujer amada, la vieja amistad reencontrada, la familia o un una función en el cine son situaciones que constriñen a aguardar, obviamente no todos los casos deben enfrentarse igual. Las mujeres, por ejemplo, son un factor desconcertante en la vida social: cuando se les debe aguantar debe ser de buenas, como agradecidos por la oportunidad de esperarlas. Están locas. Una compañera mía tenía el talento de hervir mi sangre, "Ash, ni te enojes que de todos modos me vas a esperar" decía la muy cínica. La muy profeta.

Esperar por la función de cine, por otra parte, es un acto de fe en nombre del séptimo arte. Temo decir que las mujeres pueden arruinarlo todo de nuevo: "Ash, ya sé que la película está por comenzar pero ¿qué quieres que haga? Es mucho el tránsito y no me gusta viajar en metro". Mujeres...

En la vida esperamos, mucho y más de lo debido. Aguardamos en el anden, en la parada del autobús, en el paradero del micro, por la consulta del médico, a que llegue el maestro; esperamos que terminen nuestros problemas, que lleguen las soluciones, aguantamos hasta que nos hartamos y luego decidimos esperar otro ratito. Nos quejamos todo el día, dormimos calientitos, al día siguiente, con nuevos bríos seguimos esperando: por las vacaciones, el aguinaldo, las calificaciones, el amor de nuestra vida, etc.

Después del confort que me brinda la sección revistas, suelo caminar fuera de la tienda y buscar una banca con sitio para sentarme, prefiero no mirar la hora. El papel de quien aguarda es difícil porque debe permitirse analizar la situación con detenimiento, suprimir todo impulso suicida y canalizar la furia contenida en una sonrisa de bienvenida. Por supuesto, debería haber una regla en la vida: "toda espera será remunerada"; pero no es así.

Por fortuna, hay gente con suerte. Mi amigo Abraham El Negro Almazán esperó 24 años de su vida por una acompañante, hoy ruega quedarse así para siempre. En espera...



Ese día, 14 de febrero, era el fotógrafo. Llegué temprano y revisé la zona, ubiqué los lugares estratégicos y luego me senté a tomar un chocolate, mientras los organizadores trataban de ordenar a 203 parejas próximas a casarse. De pronto los vi ahí -como en la imagen-, mi amigo desde la infancia y a su futura esposa.

Por alguna extraña razón, me dieron ganas de seguir esperando. Y así será.

2 comentarios:

El Jefe dijo...

Eso fue raro...

Lush dijo...

seguire en la espera...